Mara se convirtió en una referencia de mermeladas en la ciudad de Batatais y dejó su trabajo en la empresa familiar para dedicarse a la marca. Hoy tiene un taller donde recibe clientes y también abastece a restaurantes locales por kilo. “El curso fue especial para mí, nunca lo había tomado. Es importante aprender la técnica, sobre todo el envasado adecuado, para no tener problemas de conservación”. Y para los que quieren empezar, aconseja: “¡Es un trabajo que requiere dedicación y el curso es la base de todo!”.

Con el curso de mermeladas artesanales en 2019, Selma encontró perspectiva y realización personal después de un momento difícil de su vida personal. En menos de un año alcanzó la meta de 500 mermeladas vendidas. A principios de 2021, ya había alcanzado nuevas metas con más de 2 mil unidades vendidas en Americana y otros municipios del interior de São Paulo. “Dije: hay que funcionar, porque al mismo tiempo que estaré trabajando, estaré cuidando de mis hijos, haré mi horario, eso es lo que siempre he querido”.

Agricultora de Cruz Alta, en el sur de Brasil, Rosane quería vender mermelada utilizando las frutas de su huerta. “¡Me enamoré del curso! Era lo que me faltaba en la vida, me dio confianza para empezar a vender”. Asistió a todo el curso en una sola noche y al día siguiente comenzó la producción. “¿Quién no quiere un producto natural, sin nada de químicos? Esto es muy bueno para el productor artesanal, el fin de año fue un anticipo de donde podría llegar, en diciembre vendí más de 500 mermeladas, con ganancia del 100%”.